Beneficios de la interacción con caballos para niños autistas (TEA)

Beneficios de la interacción con caballos para niños autistas (TEA)

A menudo nos llaman padres para preguntar si las actividades con caballos que hacemos pie a tierra, podrían ser beneficiosas para sus hijos con autismo... y la respuesta es siempre la misma, "por supuesto que sí".

¿Qué es el Autismo o TEA?

Tanto autismo como TEA (Trastorno del Espectro Autista) son términos muy acuñados en la actualidad que nos hablan de trastornos neurobiológicos del desarrollo, originados en la infancia y que afectan a todo el ciclo vital. Hoy en día no es raro conocer a alguien cuyo hijo o hija haya sido diagnosticado con alguna de las variantes del autismo. Incluso cuando para los de fuera resulta imperceptible a primera vista, en la intimidad de la convivencia diaria, se acaba poniendo de manifiesto de manera clara tanto para los familiares, como para los educadores que tratan con los niños. De hecho, suelen ser ellos los primeros que detectan anomalías en el comportamiento de los niños promoviendo así una evaluación médica y diagnóstico de la enfermedad.

Entre los múltiples síntomas o rasgos que pueden llamar nuestra atención, encontramos la evitación del contacto visual, dificultades de aprendizaje, déficit de atención, acciones o discursos repetitivos, inexpresividad, falta de interés en actividades propias de su edad, aislamiento, etc.

Se desconocen las causas reales que provocan el autismo pero los numerosos estudios realizados en pacientes con esta condición revelan aspectos comunes a muchos de ellos que podrían favorecer el desarrollo de la enfermedad:

  • antecedentes familiares
  • nacimientos prematuros
  • peso reducido al nacer

Es interesante destacar que a través de investigaciones más recientes se ha llegado también a la conclusión de que las condiciones medioambientales que envuelven al embarazo tienen tanta o más relevancia en el desarrollo neurológico del feto que la herencia genética en sí.

Incidencia y tendencia del TEA o Autismo

Aunque es difícil llegar a unas cifras definitivas, y habiendo contrastado datos de Europa, Asia y Estados Unidos, se habla de entre un 1% y un 2% de la población afectado por algún tipo de trastorno del espectro autista. Se sabe que es una alteración que tiene cuatro veces más incidencia en los varones que en las hembras y que afecta por igual a los distintos grupos raciales, étnicos o socioeconómicos. Parece ser una dolencia que avanza a pasos de gigante entre los más jóvenes de este milenio.

Sabemos que el estrés y la ansiedad cada vez más, se encuentran presentes en el mundo infantil, por lo que es lógico deducir que dichos factores adquieran niveles incluso más altos en niños diagnosticados con algún tipo de TEA. Esto se explica en parte por las dificultades que los afectados por esta condición pueden experimentar para relacionarse, para expresarse, para adaptarse a los ritmos preestablecidos, para interpretar el mundo que les rodea y en definitiva, para sentirse integrados en la sociedad.

Sin pretender entrar en detalles más precisos a nivel médico sobre estas patologías, sí me gustaría compartir desde mi experiencia aspectos que he visto favorecidos en estos niños al estar en contacto con los caballos.

Diferencia entre terapia e interacción con caballos para niños

Considero muy importante aclarar que en ningún caso hay que confundir el trabajo que hacemos pie a tierra con caballos para niños, con terapias ecuestres como la equinoterapia o la hipoterapia. En éstas los pacientes son montados encima del caballo para beneficiarse entre otras cosas, del movimiento natural del animal directamente sobre su cuerpo y además, se precisa de un equipo multidisciplinar para acometerlas.

La primera gran diferencia en este otro tipo de intervenciones es que el niño, en vez de estar subido en el caballo recibiendo los efectos de lo que el animal hace guiado por los terapeutas, pasa a desempeñar un papel activo en el que ha de poner a prueba su autonomía y dónde se va a relacionar directamente con el caballo de igual a igual, dando lugar así un abanico mucho más amplio de situaciones en las que poder desenvolverse y experimentarse.

Aunque las actividades con caballos para niños autistas tienen unos fundamentos comunes con el coaching con caballos para niños o adolescentes, puesto que en ninguno de ellos se monta, cabe destacar que no se rigen por los mismos patrones, ni sus sesiones siguen el mismo guión. Se tiene muy en cuenta, las distintas capacidades de unas personas y otras a la hora de determinar los aspectos más interesantes a trabajar.

¿Qué tienen de especial los caballos?

Uno de los grandes regalos que nos hacen los caballos a los seres humanos es que no hacen discriminaciones, no presuponen, no nos comparan, ni nos juzgan y se relacionan con todas las personas por igual. Esto para niños cuya confianza y autoestima puede verse amenazada en el día a día cuando están en su entorno social, resulta una situación nueva tremendamente motivadora e intrigante.

Otro elemento importante es el tiempo. Algo que habitualmente en nuestra sociedad juega en contra y nos somete a tensión y prisas constantes, estando con los caballos, se ralentiza y se dulcifica porque desaparece el reto de tener que llegar a algo, no hay una meta que alcanzar y todo se rige por lo que llamamos el "tiempo caballo" que al igual que ellos, hace que nos detengamos y deleitemos en cada momento. Para estos niños, esto puede suponer eliminar de la ecuación, constantes tan contraproducentes como la presión y la frustración.

Además hay aspectos propios de la naturaleza del caballo como son su presencia, su coherencia cardíaca natural, su lenguaje no verbal, su evolucionado sistema límbico que van a favorecer la interacción y la comunicación incluso con personas cuyas facultades lingüísticas sean limitadas o inexistentes. Así mismo, el hecho de estar cerca del caballo o en contacto físico con él y por tanto dentro de su campo electromagnético, propicia generalmente un efecto "contagio" de equilibrio y relajación, haciendo que disminuya la ansiedad y que a menudo, se desbloqueen emociones.

Beneficios de los caballos para niños con TEA

  • Reduce los niveles de ansiedad y la tensión nerviosa
    El estado natural de coherencia cardíaca en el caballo, su temperatura corporal y otras características de su especie ayudan a recuperar en el ser humano la sensación de calma y equilibrio. En el caso de niños autistas, hay estudios que avalan una variación positiva en las hormonas relativas al estrés después de actividades con caballos.
  • Fomenta la socialización
    El hecho de tener delante a un animal de tanta envergadura y presencia, provoca la curiosidad y el deseo de relacionarse con él o de establecer algún tipo de contacto.
  • Favorece la autoestima y la seguridad en uno mismo
    Al experimentar la causa/efecto de sus acciones directamente sobre el animal y sin la ayuda del adulto, en un escenario donde no hay juicio, cuestionamiento, ni comparación, la libertad del niño para ejecutar se crece.
  • Promueve una comunicación efectiva
    La satisfacción que provoca en el niño ver las respuestas del caballo, le motiva para depurar sus herramientas de comunicación a fin de hacerse entender.
  • Ayuda a una gestión más saludable de las emociones
    Los caballos son grandes receptores y procesadores de las emociones debido a su desarrollado sistema límbico. Las reacciones del animal a la variación emocional del niño hará muy probablemente que éste busque la manera de optimizar y equilibrar sus impulsos.
  • Imprime valores como la responsabilidad, la amistad y el respeto
    Al interactuar con seres vivos en su entorno, inevitablemente se impondrán una serie de actitudes y valores constructivos a fin de no interferir con sus leyes y equilibrio natural.

Contamos un caso real

En una ocasión vino a hacer una sesión un amigo inmigrante con su único hijo. Mehdi es un niño de 12 años, muy inteligente, con buena memoria y gran capacidad para aprender. También es de naturaleza curiosa y muy educado pero casi siempre está serio y le cuesta mucho socializar. Cuando finalmente lo hace a su manera, su comportamiento suele causar extrañeza o rechazo. A menudo y aunque esté rodeado de gente, tiende a aislarse y a ponerse a jugar solo en una esquina. A Mehdi le diagnosticaron TEA hace un par de años y esa fue la primera vez que su padre oía hablar de esa enfermedad.

Al principio y puesto que Mehdi se mostraba receloso, asustadizo y se refugiaba todo el rato detrás de su padre, les invité a entrar a los dos en la pista donde estaban los caballos y les propuse empezar a tocarlos, cepillarlos, etc. con el fin de que el niño fuera familiarizándose con ellos y cogiendo confianza. Inicialmente no se animaba demasiado a tocarle y de hecho, cada vez que el caballo movía la cabeza o sacudía la cola naturalmente, él daba un respingo o se retiraba a pesar de ver que su padre mantenía la tranquilidad frente a esos mismos gestos. Prosiguieron las tareas con el caballo que les había encomendado a los dos, ya que Mehdi aún no se decidía a seguir mi sugerencia de hacerlo él solo...

A medida que avanzaban en los ejercicios, se iba haciendo evidente que el niño iba adquiriendo seguridad y que crecían en él la curiosidad y las ganas de experimentar por sí mismo su relación con el caballo. Hice a su padre una señal para que saliera de la pista y le dejara solo y Mehdi continuó sin inmutarse.

Permanecimos al borde de la pista observando sus movimientos y emocionados con la escena: Mehdi ya no estaba pendiente de nosotros, ni buscaba protección o aprobación de su padre o los otros mayores. Empezaba a valerse de su intuición y a confiar en ella. Iniciaba una acción, calibraba el resultado y a continuación, seguía probando. Sencillamente estaba ensimismado comprobando lo que era capaz de hacer con el caballo por sí solo y disfrutaba de las variadas respuestas del animal. ¡Incluso se permitió parar varias veces para acariciarlo!

Al finalizar la sesión, le pregunté a Mehdi que cómo había conseguido que le acompañara el caballo cuando él caminaba y que se parara cuando él se paraba sin apenas esfuerzo. A lo que él me contestó: "se ha ganado mi confianza"... En realidad lo que quiso transmitir usando una expresión de adultos era más bien lo contrario: que él se había ganado la confianza del animal.

En cualquier caso, lo más importante es que Mehdi había experimentado y entendido los efectos de su forma de relacionarse y comunicarse, así como de confiar en sí mismo, y con ello había logrado divertirse y disfrutar de la armonía y la complicidad en la relación con otro ser vivo.

Se podrían mencionar múltiples detalles que evidencian lo positivo de interactuar con caballos en cada caso determinado, pero he elegido lo que me parecía más significativo para elaborar este artículo que espero os haya sido de ayuda y sobre todo haya podido aclarar dudas a los padres y educadores de niños con autismo, en cuanto al trabajo que hacemos con caballos y sus posibles beneficios.


Enlaces de interés

Laura García de Castro es consultora en Mindfulness Transpersonal con especialidad en Salud Integral y Desarrollo por la Universidad Miguel de Cervantes. Además está certificada en Coaching con Caballos por Equilibri.

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